
Cuando tu trabajo es Crear El Pasatiempo de Otros
La mente creadora es el resultado de un estado intelectual elevado en donde el acto creativo produce realidades, a veces incompresible para el común denominador de las personas.
Todos tenemos la facultad del acto creativo, solo que les pertenece a unos cuantos lograr navegar en los confines necesarios para permitir la energía, motivación y procesos necesarios para manifestar el hecho creativo en forma de música, pintura, literatura, video y otras manifestaciones.
Los creativos, entonces, pertenecen a una comunidad que a menudo son vistos y juzgados como románticos “juglares” por todos aquellos que de alguna manera tienen en el arte una oportunidad de encontrar un regocijo que la rutina operacional diaria es incapaz de ofrecer.
¡Imagínenos un mundo en donde los “Románticos Juglares” dejen de crear! Pues resultaría aterrador vivir en un mundo, sin música, sin poesías, sin medios de comunicación y sin la oportunidad de expresar la esencia del fundamento del genoma humano.
¡Así es que el artista que conoces es el creador de todo aquello que produce una realidad que te permite leer esto!
El “Romántico Juglar” en tu familia, en tu vecindario, en tu ciudad y en tu país tiene una función que te permite deleitarte cuando tocas el piano o cualquier otro instrumento musical, cuando escuchas un delicioso bolero, en fin, cuando disfrutas de las expresiones artísticas que hacen del diario vivir una experiencia fascinante.
El “Romántico Juglar” tiene una función fundamental en el sostenimiento de una sociedad que ahora le teme a la inteligencia artificial.
Interpreta lo que aquí escribo desde tu propia realidad y con los brazos extendidos con devoción y fe para que todos logremos contribuir en un mundo que se diluye en nuestro afán iconoclasta de sentirnos superiores a los demás.
Este es nuestro mundo, el cual le pertenece de igual manera al repartidor de cartas, al bombero, al vendedor de autos usados, al médico, al cantante y todo aquel que tiene la fortuna y derecho de pisar nuestra tierra.
¡Ahora sí, puedes juzgarme!

Jorge Guillen,
Romántico Juglar